Los escritos de Madre Trinidad son un manantial donde vuelca su alma y desvela su relación con Dios, tan personal, tan de amigos. Pero si quieres conocer a la Madre más humana, más madre que nunca, debes ir a sus cartas. En esta ocasión, hemos hecho una selección con esta carta que publicamos, dirigida a la superiora de Chauchina, en la lejanía las recuerda y las encomienda; las vive muy cerca de sí.
Carta a la Superiora de Chauchina. Berja, 3 de agosto de 1931
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J.M.J
¡Paz y Bien!
Berja, 3-VIII-31
A mi pequeña Superiora.
Amadísima madre e hijas del alma: Querría decirles muchas cosas, pero sin saber nada después de mis cartas no estoy tranquila, hace dos días no ha venido el correo y me da pena.
Cuando voy todas las noches a la puertecita del sagrario le pregunto ¡Jesús mío! ¿llamas como tú sabes hacerlo a tus ovejitas… ¿Faltan muchas?… ¿Están muy cariñosillas?… ¿Les queda barro del que cogieran en esas jornadas del mundo?
Y parece que abre el sagrario y me las muestra a todas reunidas, blancas como el ampo de la nieve y que me promete no saldrán más de su aprisco… ¡un aprisco en donde los pastos purísimos de la Eucaristía son fortaleza y vida!, no habrá otro aprisco mejor defendido y alimentado que el de mis hijas… Mi María, ¡cómo la acariciaba el pastor divino! ¡Qué consuelo!, no puedo más, ya os escribiré más, os abraza con todo el cariño, vuestra madre,
Sor Trinidad.