Es en un viaje que hace en tren a Bilbao para entrevistarse con el Padre Isacio Morán S.J. que conoció en el exilio en Braga, Portugal, y que le está ayudando en la adaptación de las Constituciones según las orientaciones que va recibiendo de Roma. Allí conoce a las “hermanas Perote” que la animan a fundar en Bilbao; le facilitan contactos de sacerdotes y otras personas del entorno del mundo religioso y en 1945 funda una comunidad en Deusto, barrio de Bilbao. Es tiempo de un florecimiento vocacional importante de modo especial por esta zona norte donde además se valora la integridad y fortaleza de la personalidad de las gentes yeso, junto con la garantía del apoyo a la formación y a la propia Congregación de los Padres de la Compañía de Jesús que ha conocido en Braga y que al terminar la guerra civil han regresado a Bilbao, Oñate y Pamplona, la Madre Trinidad, funda en Torres del Río, Navarra y abre allí el noviciado de España. El paso de Madre Trinidad por esta Ruta Norte es fundamentalmente para visitar estas dos comunidades, tratar de la elaboración de las Constituciones y como paso en su camino a Roma en dos ocasiones.
TODO EMPEZÓ EN EL DEPARTAMENTO DE UN TREN DE GRANADA A MADRID
…Cuando las dos religiosas, el sacerdote leonés D. Segundo Diaz de Velasco y la Srta. Carmen Perote entablan conversación, sale a relucir el problema de La Ribera. ¿Cuál era éste? Pues, sencillamente, allí, en aquella zona de Deusto, había funcionado desde finales del siglo anterior un colegio regentado por las Carmelitas de la Caridad. Tras la Guerra, no sabemos exactamente en qué año concreto, pero podría ser 1942, estas religiosas habían dejado aquel centro. Conocedora Carmen Perote de la preocupación de su Párroco, habló del tema con sus compañeros de viaje. Así quedaron las cosas. Por una parte, se anudaron unas fuertes relaciones entre los viajeros: Carmen Perote, sus hermanas teresianas Lola y María Luisa y la prima Emerita, serían, para siempre, grandes amigas de la Congregación. D. Segundo y D. Gregorio estuvieron continuamente interesados por nosotras, enviando selectas vocaciones desde su pueblo. Y, por otra parte, al llegar a Madrid, el grupo se dirigió a nuestra casa, conocieron a la Madre Trinidad, celebraron la Eucaristía, e informaron del contenido de la conversación mantenida en el viaje.
Las “Escuelas de Nuestra Señora del Carmen” o “Fundación Gorocica” fue creada por Doña Luisa Feliciana Gorocica y Arriaga… En efecto, por escritura otorgada el 25 de agosto de 1900 ante el notario del Ilustre Colegio de Burgos con residencia en Bilbao, Don Ildefonso de Urízar, instituyó sobre una finca situada en el término llamado “Puerta Otomana”, en La Ribera de Deusto un establecimiento de enseñanza primaria y gratuita, bajo la denominación de “Escuelas de Nuestra Señora del Carmen”. En el art. 3° de los estatutos se preceptuaba que en caso de que las Carmelitas de la Caridad cesaran por cualquier motivo en la Dirección de las Escuelas, le sucedería otra Congregación religiosa señalada por el Patronato… Esta última circunstancia que los Estatutos planteaban se había dado en la realidad. Las Carmelitas, tras medio siglo en Deusto, habían dejado tras la Guerra el Colegio. Además, La Ribera no tenía más centro de culto que aquella Capilla del Colegio regentado por las Carmelitas. De todo ello era conocedora Carmen Perote, y como hemos dicho, fue el centro de la conversación en aquel viaje.
En 1945, iba a ser realidad la sustitución de las Carmelitas por otra Congregación. Hizo la Madre Trinidad muchos viajes a Bilbao para prepararlo todo. En aquellos viajes se hospedaba en el convento que las Madres Reparadoras tenían en la plaza bilbaína de Zabálburu. Mantuvo relación con el párroco de San Pedro y con los jesuitas de la Universidad de Deusto, donde con frecuencia, veía al Padre Morán que, residente en Oña…, se trasladaba a Bilbao para hablar con la Fundadora. En poco tiempo quedó preparado el personal para la fundación de Bilbao. La Madre Gertrudis sería la Superiora de la nueva comunidad. Formaban esta Sor Virtudes Barreiras, Sor Aurora Peral, Sor Ángeles Airas, y algunas más que estuvieron poco tiempo; además, se integraron las postulantes Sor Visitación del Río y Sor Araceli Jiménez. Había dos niñas internas, Ermitas y Conchita. La Capilla pronto quedó utilizable, y la Novena de la Inmaculada de aquel 1945 se celebró con todo esplendor. Predicó la Novena un capuchino, el Padre Cristóbal, que tomó gran cariño a las religiosas y al Colegio, y siempre se presentaba con regalos como pan, tan deseado en aquellos años, legumbres, hortalizas, que lograban paliar las condiciones de escasez de la Comunidad. Eran años enormemente difíciles para toda la Congregación, en un contexto nacional de dificultades durísimas, tras la Guerra.
(Libro 50 años en Bilbao – Crónica de la fundación)
“… ¡Qué buenísimo es Jesús con las almas que se abrazan con amor a su cruz! Y me estremezco cuando acabamos de llegar de la nueva fundación de Deusto, Bilbao, donde he recibido del Señor gracias especialísimas y veo el amor del Corazón de Jesús y de María que al curarme de la ciática, nos dio Deusto. Sin conocerla apareció aquella señora que por distraer el tiempo en el tren habló a sor Inmaculada y ella creyó que el Señor nos quería allí… Pero si quiero decirle, para que lo encomiende al Señor, que hicimos varios viajes: me hospedé con sor Inmaculada en Reparadoras, la primera vez unos 6 días; allí procuré entregarme a Jesús y sentía aquella como la nuestra, la adoración a Jesús Sacramentado es nuestra vida. A par que sin salir se ocupan de hermosas misiones, de salvar almas y llevarlas a Dios… Como nuestra casa de Deusto no tenía camas, dormían las pobrecitas en el suelo no querían dejarme dormir así por temor se repitiese mi ciática. Quedé aprendiendo. De allí fuimos a Vitoria a pedir los permisos al Sr. Obispo que nos recibió muy paternal y nos ofreció enviar el permiso; murió en estos días M. Consuelo en Madrid y tuve pena no esperase a que yo volviese, y después vinimos a Burgos, donde me hospedé en las Esclavas del Sagrado Corazón. ¡Qué fervor se sentía allí! ¡Quién me diese poder establecernos y un palomarcito de adoración! ¡Cuántas palomitas vendrían a consagrarse al Señor!… hablamos con el Sr. Arzobispo, que deseaba complacernos pero tres comunidades fueron a pedirle lo mismo y nos aplazó este deseo para otra ocasión, y al ofrecerme a Jesús con todo lo que él quisiera de nosotras, me aceptó su pequeña esclava y víctima para que se sirviese de nosotras.” (M.T. Esc. Cuad. 32).