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2020Causa

BAJO EL MANTO DE LA VIRGEN DE GÁDOR

By septiembre 7, 2020No Comments

En la falda de la Sierra alpujarreña de Gádor

María, Regina Naturae: Congreso Mariano Nacional sobre Advocaciones de la Virgen vinculadas a la naturaleza: Historia, arte y cultura.



Una ermita en la falda de la Sierra alpujarreña de Gádor y una Virgen que centra la vida del Pueblo dan cobijo, calor y energía a una mujer que lleva en su corazón un proyecto. Madre Trinidad Carreras Hitos, granadina con vocación universal, va definiendo al arrullo de las aguas, que deslizándose por acequias cantarinas quitaban la sed a los parrales de Berja, para qué le ha conducido el Señor hasta el paraje de Pixnela. Berja, la Santísima Virgen de Gádor y los virgitanos son el nido desde el que un carisma se extiende por cuatro continentes.

Si te paras en la curva siguiente a “La Trincherilla” de la carretera, que nos trae de Adra a Berja, para salirte del coche y ponerte a contemplar el panorama, que te ofrece la naturaleza, es el mejor regalo que puedes darte en un día de primavera a las seis de la tarde. El brillante Veleta repleto de nieve, las duras y sobrias estribaciones que lo defienden y la majestuosa Sierra de Gádor que nos ofrece su manto. ¡Maravilloso y sublime espectáculo! Contemplar esa muralla de montañas, que protegen a los señoriales Mulhacén y La Alcazaba, fácilmente transporta la imaginación a tiempos de las invasiones islámicas o de la posterior Reconquista.

No es la primera vez que en contextos geográficos e históricos semejantes la Madre de Dios se hace presente. Una vez más, envuelta en los mantos de esta Sierra, nos visita para quedarse como “Virgen de Gádor”. Tiene esta serena Señora, a su espalda el fortín de la Sierra y a los pies la verde alfombra de parrales y la rica vega de los virgitanos. La Virgen de Gádor, desde su atalaya, como un faro que circulante lleva su luz a todo el perímetro de su ámbito, ilumina a Berja y protege a los virgitanos, que andaluces de pura cepa y alpujarreños para más datos, están entrañablemente vinculados al calor y al amor de la madre. ¡Tiene buen gusto esta Virgen de Gádor! Frío, sol, luz, calor, verde, marrón, flor de almendro, música de acequia, sudor de labrador… para rodearse de saludos matutinos de los caminantes que llegan con súplicas confiadas o visitas vespertinas de acción de gracias o lágrimas de dolor y entre medias; a cualquier hora, mujer que con su bebé recién nacido lo trae para que conozca y bendiga el fruto de su amor. ¡Bendita Madre de Berja, Virgen de Gádor, Madre de Dios!

Y al otro lado de aquel imponente nevado, que vemos desde la curva trece, otro lugar en la falda granadina de Sierra Nevada, Monachil. Y a la orilla del río camino de Los Cahorros, la Casa Alta y las fincas de la familia Hitos que administra don Manuel. Y jugando y saltando por sus praderas una delicada niña que se hará una recia mujer, tal vez por el mimetismo con el paisaje, por la pérdida de una madre y el cuidado de otra “Mujer fuerte”, la Santísima Virgen.



Mercedes Carreras Hitos, hoy Madre Trinidad

La Providencia de Dios, es lo más inescrutable y lo más cierto a la vez; Dios es el Silencioso Presente en todos y en todo tiempo, lugar, hecho… Y en esa amorosa y misteriosa Providenciaestaba poner en el camino de la vida de aquella niña, criada en la Sierra Granadina, a la Virgen de la Sierra de Gádor. Estamos hablando de Mercedes Carreras Hitos, hija de Don Manuel Carreras Chamorro y de Doña Filomena Hitos Linares, que nació en Monachil, provincia de Granada, el día 28 de enero de 1879. Primera de ocho hermanos todos recibidos con cariño y todos cuidados y educados con el mayor esmero, muy particularmente las dos niñas que, por su condición femenina, gozaron de una atención muy especial sobre todo en lo que se refería a su educación humana y cristiana. En aquel hogar, Mercedes creció feliz porque era amada, conoció la bondad de encarnar las virtudes y sobre todo vivió la experiencia de la fe cristiana, la relación con Jesús en la Eucaristía y la devoción a la Santísima Virgen. Estos fueron los pilares sobre los que asentó su personalidad y sus convicciones reafirmadas fortísimamente por el doloroso acontecimiento de la muerte de su madre y sobre todo por las palabras que pronunció al despedirse de sus hijos señalando el cuadro de la Virgen: “No os dejo huérfanos, desde hoy Ella será vuestra madre”1. Ese día tiene lugar el primer gran encuentro de Mercedes con la Santísima Virgen. A ese primero le seguirán otros en el internado del Colegio de Santa Inés de Granada cuando, ante una imagen de nuestra Señora, decide consagrarse a Dios para siempre. Unos años después en el convento de San Antón de Granada, donde entra como monja Clarisa, se encuentra con la Virgen del Amor Hermoso que el monasterio venera y que le dan el encargo de cuidar y ya, convertida en fundadora por el Excelentísimo Cardenal de Granada Casanova y Marzol, le entregan el primer monasterio donde se venera a la Santísima Virgen del Espino para 1 (Madre Trinidad CARRERAS HITOS – Escritos 6 -Crescencio Palomo Iglesias, O.P., p. 16) que cuiden su culto y mantengan la adoración al Santísimo permanentemente. Mercedes en la casa paterna, Sor Trinidad en el monasterio de San Antón, Madre Trinidad, Fundadora de las Capuchinas Clarisas Eucarísticas de Chauchina, de Granada va de la mano de esta Mujer y Madre, que la llevará hasta el
Santuario de Nuestra Señora de Gádor y la acompañará durante toda su vida.



Ahí tienes a tu Madre

Ahora estamos ya en condiciones de hilar esta trama que se entrelaza: La Virgen de Gádor con Madre Trinidad y su Congregación, Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios. Por los años 1925 Berja pertenecía a la Archidiócesis de Granada y era su Prelado Don Vicente Casanova y Marzol, conocedor de las inquietudes espirituales de la Abadesa de San Antón, mujer enamorada del Señor en el misterio de la Eucaristía y que se sentía interpelada a llevar una vida de adoración eucarística y a que ese culto fuera público en el monasterio de San Antón de Puerta Real como propuesta de acercamiento de los cristianos granadinos al Señor y desde donde la ciudad alcanzaría gracias abundantísimas de paz, de progreso humano y convivencia.

Con la expresión “no hagamos cosas nuevas en moldes viejos” , el Cardenal propuso a Madre Trinidad, abadesa del monasterio, salir con las hermanas, que tenían sus mismas inquietudes, para llevar adelante su inspiración en el Santuario de la Virgen del Espino que se venera en Chauchina primero y cuatro años después le presenta una nueva fundación en Berja, provincia de Almería, en otro santuario mariano, el de la Santísima Virgen de Gádor. Para traer a Berja a Madre Trinidad y a las Capuchinas Clarisas Eucarísticas, se sirve la Providencia de la propia Virgen de Gádor en el amor y devoción de uno de sus hijos Don Francisco de Paula González López, sacerdote y magistral de la Catedral de Granada, amigo del Cardenal y por su medio conoce, se relaciona y admira a la Abadesa de Chauchina y se entusiasma del celo eucarístico y mariano de aquella Comunidad en la que intuye puede consumar la ilusión de su vida: “perpetuar el culto de la santísima Virgen de Gádor y dar gloria a María llevando allí una comunidad y realzando ese culto con la exposición diaria del Santísimo Sacramento… .

Estamos en diciembre de 1929 y a Madre Trinidad le parece demasiado pronto para reemprender la aventura fundacional y le expresa su inseguridad y miedo pero Don Francisco, el virgitano magistral, es rotundo: “Tienen ustedes por madre a la Madre de Dios y Ella cuidará de su obra. Tengan fe y no tenga miedo”. Para este apasionado por la Virgen correr es andar despacio y antes de terminar el año ya ha enviado a hablar con Madre Trinidad a la Vizcondesa de Termes, Doña Carmen Jiménez que se ofrece a colaborar en las obras de adaptación del antiguo convento de Mínimos en el paraje de Pixnela que apenas tenía en pie los muros.

Se presenta en Berja y hace una llamada al pueblo siendo la primera colaboración la del matrimonio formado por Don Adrián Salmerón y Doña Concepción, según consta en las crónicas de la comunidad. Os ofrezco unas cartas que se guardan en la Casa General de la Congregación y que nos ayudan a participar de aquellos sentimientos y acontecimientos.

Una del Señor Magistral, Don Francisco González – Granada 5 de febrero de 1930

Reverenda Madre Trinidad del Corazón de María Muy estimada Madre en el Corazón de Jesús: no sé cómo comenzar esta carta, lo imposible que mi pobre penosísima lengua pueda expresar la alegría inmensa de mi alma. Acaba de llegar el permiso de la Sta. Sede para que las Religiosas de Chauchina funden en el Santuario de Ntra. Sra. de Gádor; así acaba la comunicármelo el Exmo. Sr. Cardenal, quien me ha dicho también que se lo comunique a V.

No sé decirle más, con toda mi alma me acerco al Trono del Señor y con muchas lágrimas le doy gracias por este beneficio inestimable, ¡Que sea eternamente Bendito su Sto. Nombre, que sea eternamente Bendita su Gloriosa e Inmaculada Madre! El día 19 comenzarán las obras. D. José tiene ya un cheque de 5.000 ptas. Antes de ir a Berja iré a ver a V. espero muchísimo de sus santas oraciones. Francisco González López

Otra del mismo hijo de Berja, poco después Granada 29/05/19306

Reverenda Madre Abadesa de las R. C. Eucarísticas de Chauchina

Mi muy estimada Madre Abadesa Que nuestro Señor la bendiga siempre. He recibido sus dos cartas, las agradezco en el alma. Aunque yo me tarde en escribir no por eso dejo de preocuparme intensamente por nuestra casa de Berja. ¡Como deseo, más que un niño pequeñito los brazos de su madre, llegue el momento tan suspirado de ver a mi Comunidad allí!… Me parece mentira todo esto… y cuantos trabajos y apuros nos manda el Señor son pocos en relación a la gloria que espero. Ver a la Virgen de Gádor a mi dulcísima y encantadora patrona… honrada constantemente… Ver expuesto a mi Señor… allí, en aquel altar… en aquella iglesia… Cielo… Cielo…Cielo y gloria me parece todo esto. … Quiero marcharme a Berja cuanto antes. Para el día de la Virgen 8 de septiembre, hay que estar allí. Le ruego pero no deje V. de hacerlo me mande la lista detallada de cuanto necesitan. Si hubiera autoridad se lo mandaría para que así me lo hiciera con el mérito de obediencia. No quiero que ir a Berja pidan Vds.

Quiero yo pedir para mis Capuchinas, y es mi deseo que hasta las perchas las tengan puestas. … Ya sabe V. que mi madre les regalará a sus Capuchinas la máquina de coser. Dígame V. como la quieren. Como yo he de ir a encargarla necesito saber la clase, etc. Pidan al Señor mucho por mi madre. Un sacerdote de Berja residente en Granada D. Gabriel Rincón me dio hace tres días en papel del estado 2.400 ptas. para el aceite del Santísimo Sacramentado. Convendría que le escribiera V. dándole las gracias. (…).

A la Sr. Vizcondesa le escribiré el sábado, si Dios quiere. Veremos si nos da otra manecica. Pida V. mucho al Señor por este mal sacerdote que pueda desagraviar al Señor de mis muchos pecados. Ayer por encargo de una Sra. de Berja encargué una casulla azul. No hay de este color en la Ermita. De ornamentos, aunque pobres, estamos bien. Hasta otro día, saludos a esa bendita Comunidad y encomiende al Señor al último de sus servidores Francisco González López Mientras unos están entusiasmados con los preparativos de la fundación de Berja, Madre Trinidad y sus monjas viven la tensión del “más todavía”. Les motiva abrir un nuevo trono de adoración a Jesús Eucaristía, les alegra que sea a los pies de una Virgen, que desconocen; pero ven que cautiva corazones, confían en las orientaciones del Cardenal, pero ya han pasado por el dolor de una separación con el monasterio de San Antón y volver a romper la comunidad les desgarra el alma.

Echan mano de la fe y de la obediencia y así acogen con paz la lectura de la carta del Señor Cardenal Casanova.

21 de agosto del 1930. La Zubia

Rvda. Mª Abadesa de las Capuchinas de Chauchina

Parece que Ntro. Señor quiere que para fines de septiembre ocupen el convento de la Virgen de Gádor en Berja. He hablado con el Sr. Magistral y hemos convenido, que yo iré anticipadamente a visitar el convento, y la gran fiesta será Dios mediante el día de la Sma. Virgen de las Mercedes 24 de septiembre; pueden ya ir preparando las cosas, que me las enseñarán el día no ya lejano en que si Dios quiere vaya a Chauchina a ver a Uds. y señalar las Religiosas que han de formar la nueva comunidad de Berja. Tomen inventario de todo lo que han de llevar, si bien creo, que para la Iglesia necesitarán muy poco, porque allí creo que hay de todo.

Las bendice su afmo. Capellán.

El Cardenal Arzobispo

Y entre ilusiones, incertidumbres y esperanzas llegamos al 22 de septiembre de 1930 que seguramente tuvo un poco de casi todo: la difícil despedida de hermanas que se habían imaginado morirían en el mismo convento de clausura acompañándose unas a otras, rezos en voz alta y oración personal en lo íntimo de sus corazones, traqueteos, calor y mareos; paisajes preciosos de la Sierra sin nieve y el mar azul, para algunas, visto por primera vez. Y pasaron por la curva que os decía al principio y no tuvieron la suerte ni de parar, ni de verla brillar pero sí vieron el manto verde que cubría La Alquería, La Virgen del Carmen, Río Chico, La Ventilla, y San Roque y ya avistando Berja, al fondo, la Ermita todo cubierto como de un inmenso parral y al comienzo de las parras, en lo que llaman La Raihana, entre medio de la alameda de centenarios castaños de indias, pasando por Benejí les empezó a latir el corazón y a ganar el alma y a gustar y a querer la nueva tierra que les ofrecía la Virgen de Gádor como hogar y cuna, sin ellas saberlo, de aventuras mayores.

«Llegamos a las 6 de la tarde del día 22 de septiembre, nos esperaban todas las autoridades y familias distinguidas de Berja (muchas de Almería), el señor arcipreste párroco de Adra, P. Luis Gascón, el señor Magistral, tan cariñoso y entusiasmado, lleno de celo y amor a la divina madre Nuestra Señora de Gádor, apenas nos bajamos del coche, más muertas que vivas, nos llevó al santuario hermosísimo, al camarín de la Santísima Virgen, donde rezamos con grandísima devoción. Nos consagramos a ella ofreciéndonos a ser sus capellanas y compañeras perpetuas hasta la muerte. Ofrecí a todas a la Santísima Virgen de Gádor; le pedí extendiese sobre vosotras su maternal manto y cuidara de cada una como madre nuestra.»8

«… El día 24 de septiembre de 1930, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes, se inauguró solemnemente con misa pontifical celebrada por S.E.R. el Señor Cardenal la comunidad de Capuchinas Eucarísticas y se impuso la clausura», en el Santuario de nuestra Señora de Gádor, Berja, Almería.9 «Él nos hizo solemne entrega, con el Ayuntamiento y Sr. Párroco, del Santuario y de la Patrona; de Granada y Almería acudieron entusiasmados los devotos de nuestra madre María Santísima a esperar a Su Emcia. Sr. Cardenal Casanova, arzobispo de Granada, con el clero y canónigos de Granada, para el solemne acto de la inauguración….»

«Terminado el pontifical, le presentó al pueblo las gracias de la Santísima Virgen en traerles a su Santuario una comunidad de religiosa adoradoras del Santísimo Sacramento, que guardarían aquel Santuario siendo ellas las capellanas de Nuestra Señora, y fue tal su entusiasmo que repitió en el sermón, cuando vio el numeroso auditorio que no cabía en la hermosa Iglesia de Nuestra Señora, estando la plaza completamente llena, les dijo: “Os he traído lo mejor de lo mejor de mi Diócesis, para que os atraigan del Cielo las bendiciones de Dios”

Y esas mujeres de calidad extraordinaria, según el Señor Cardenal, que algo conocía eran: Sor Trinidad del Purísimo Corazón de María, la Fundadora, Sor Ana Mª del Espíritu Santo, Sor Mª Jesús del Buen Pastor, Sor Mª Sacramento de la Madre de Dios, Sor Mª Gracia del Sgdo. Corazón, Sor Ángeles Mª de San Antonio, Sor Mª Inés del Niño Jesús, Sor Patrocinio de San José, Sor Concepción de la Santa Cruz, Sor Mª Luisa de la Ascensión, Sor Juana Mª del Corazón de Jesús, Sor Mª Rosario de los Dolores, Sor Mª Pureza de Ntro. Padre San Francisco, Sor Carmen Mª de la Adoración, Sor María Gádor y Sor Mª Jacoba de la Santísima Trinidad. Y cuentan que en Berja hubo fiesta grande por la llegada de las monjas que venían para cuidar la Virgen y no es extraño porque la Virgen de Gádor, la Madre del Pueblo, la Patrona no es un pormenor en la vida de Berja.



Que es Madre de Dios

Las monjas, que habían venido de Granada eran granadinas todas y el monasterio de Chauchina estaba en medio del pueblo; aunque eran de clausura, a través de las celosías y paredes se oía el bullicio del pueblo; la mayoría hijas de labradores y entre los paisanos y las familias no se pasaba necesidad en aquel convento. En Berja la situación no fue la misma por la distancia y el silencio. Cuentan las monjas en el libro de crónicas que subir a la terraza y mirar a los cerros pelados y secos era tentación para las hermanas, que lloraban sin consuelo. La abadesa, Madre Trinidad, participaba de los mismos sentimientos; le tocaba ser fuerte y parecerlo y no tenía otro recurso que acercarse a la Virgen de Gádor, que muy pronto se convirtió en su mejor mediadora entre las monjas y los hijos de Berja.

El consuelo llegó poco a poco a través de muchas familias que subían al Santuario con la burra cargada de sacos para alimentarlas. Hay muchos nombres en los escritos del diario de la comunidad, son muchas las expresiones escritas diciendo que somos deudoras de todo un pueblo que nos confío a su madre y nos abrió su tierra para vivir y para que reposaran allí nuestras difuntas. Me atrevo a recordar en voz alta algunas familias bienhechoras que sostuvieron con sus donativos y amistad la vida de las primeras comunidades de “las monjas de la Ermita”: Dª Soledad González de Lupión, a Don Antonio Ruiz Ramos, a Don José González Méndez, a Don Ángel Guijarro y Señora, a Don Ramón Prados y su Señora, a Don Nicolás Prados Salmerón y Señora, a Dª Isabel Villalobos y su esposo Don Antonio Joya, a Don José Antonio Joya y Señora, a Don Francisco Lupión y Lupión, a Don Adrián López Iriarte, Dª Concepción Pérez de Salmerón, a Dª Trinidad Salmerón, a Don Ángel Redondo Medina, a Dª Ana Estévez, a la Señorita Gádor González González, etc. Hay muchos otros rostros a los que no ponemos nombre, de gente sencilla, principalmente del Cerrillo, que fueron para las monjas compañía y apoyo en el trabajo; y, más tarde, cuando las cosas se pusieron peligrosas, fueron protección y amparo. Unos les trabajaban la huerta, Martos el “ministro del agua” que les pasaba la “tanda”, otros vecinos que les mataban los cerdos y mujeres que les ayudaban en las matanzas. Mariquita Joya, la de la Fuente del Oro, que les hacía los recados. Antonio Callejón y Antonio “el de las monjas”, que, además de algunos mandados, cuando en el pueblo la guerra provocaba agitaciones y ellas subían a pasar la noche al Cortijo de los Pajeros o al Cortijo de Elena llevándose el Santísimo, los dos jovencitos con valor de hombres, acostados en el suelo de la Iglesia, cuidaban la Virgen y cuidaban la casa. Además de esto Berja les ha hecho su primer gran regalo: la señorita Carmen Martín Vázquez, la sobrina del cura Don Antonio Martín ha entrado en el convento para ser “monja de la Ermita” y ¡cómo no! Quiere llamarse Sor Gádor. Madre Trinidad reconoce en sus escritos que la proximidad a la Santísima Virgen de Gádor, a quien nombra en 187 ocasiones, fue haciendo evolucionar su espiritualidad y que en los tres primeros años que vivió en el Santuario tuvo las mayores experiencias místicas. Expresa así la relación entre la Virgen que nos lleva a Jesús: “haced lo que Él os diga” y “la Virgen que nos lleva al encuentro de su Hijo en la adoración eucarística”. Es a partir de este ir adentrándose en la espiritualidad mariana con su Hijo Niño, la Virgen de Gádor, y, concretamente en una noche de oración en su camarín, que decide el cambio de nombre para su Congregación y añadir: Capuchinas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios.



Mujer fuerte en los Dolores

¿De dónde sacará coraje esta mujer? Ciertamente que tiene un “sino” que caracteriza todas sus empresas y es el sino de la dificultad, el sino de la cruz y aquí en Berja, ahora que están disfrutando del cariño y la mistad de las gentes, cuando han encontrado cobijo en el regazo de la Madre Bendita, cuando la comunidad ha recuperado la paz y ha restañado las heridas de la separación de Granada, oyen que la persecución religiosa arrecia por algunas provincias y llegan al monasterio noticias terribles pero ellas perciben que su situación es diferente y así lo escribe Sor Sagrario, cronista de la comunidad: “Aquí en Berja, por el contrario, el pueblo se ofreció firmemente a no molestarnos, y muchas personas de autoridad política se esforzaban en asegurarnos que estuviésemos tranquilas. Doña Rosa Alcoba, profesora nacional prima hermana del Sr. Alcalde Republicano (amantísima de Ntra. Bendita Madre de Gádor) era la que se esforzaba sobre todos en dar tranquilidad a la Comunidad, y para esto se ofreció estar al aviso de cualquier acometida que notase en el pueblo contra la misma… sin embargo la comunidad estaba tranquila descansando en la maternal custodia de la Virgen Santísima de Gádor.

Las religiosas serenas confiábamos en el poder de María Santísima, que nos hacía no acelerarnos, ni ceder a los ruegos de nuestros familiares, que se apresuraban a venir por sus hijas hermanas o parientas, llevados (muy naturalmente) del ambiente de persecución religiosa que reinaba por doquier. Pero la tempestad arreciaba, en el pueblo de la Virgen de Gádor también había terrible tumulto popular (como en toda España) y se aumentaban las riñas, las discordias civiles, los alborotos, y por fin, se atrevieron unos jóvenes a pronunciar la frase de subir a incendiar el convento de las capuchinas. Y qué dentro no tendrán estas gentes a la Virgen de Gádor que nos contaron quienes presenciaron la escena que uno exclamó: El convento y las monjas sí, pero… ¿qué pasa con la Virgen?

Parece que inmediato fueron avisados sus familiares que llegaron a por ellos y que a uno tirado en el suelo, su padre le puso el pie encima y le gritaba: antes que toques a la Virgen o a las monjas, te reviento…”. “…No obstante el referido caso, los principales señores del pueblo se esforzaron, aún más, en mandar recados a Ntra. Madre, Fundadora, dándole testimonio de su ayuda y defensa. Unos decían, que se quedaban de noche de guardia para impedir el paso de los malos que subiesen el camino de la ermita; otros decían que antes pasarían por sus cadáveres, antes que destruir la Imagen de la Stma. Virgen o el Monasterio y que no dejaban pasar ningún coche sin informarse de quien venía por temor de que fuesen personajes malvados de otros pueblos; y que todos incluso los campesinos del cerrillo, barrio situado en las afueras del pueblo por el camino que conduce al Santuario, estaban armados de noche con hoces e instrumentos de defensa, para atacar a cualquier acometida que notasen contra el Santuario, Monasterio y además casi todas las noches mandaba el comandante de la guardia civil, a una pareja de estos para que custodiasen la Virgen y las Religiosas…”.

Pues la fuerza para superar la adversidad tiene también una razón fundamental y que acompaña a Madre Trinidad y es “querer siempre y en toda circunstancia cumplir la voluntad de Dios” ese es el motor y dinamo de toda la energía con que afronta la adversidad. Y en ese querer cumplir siempre y en toda circunstancia la voluntad de Dios, acoge la propuesta del Alcalde Don Jerónimo Villalobos de Berja, que en un intento por salvar a la comunidad sube con un grupo de milicianos para que las saquen y escolten hasta el pueblo donde hay familias de Berja, que tienen casas en Almería dispuestas a acoger a las monjas y así se reparten en las de Dª María Manrubia, Dª Ana Estévez de Faura, Don Francisco Villalobos, Doña Joaquina Ibáñez que las puso a trabajar en su fonda, Don Lorenzo Gallardo, presidente de la Diputación que desde su escondite les hacía llegar parte de la comida que a él le mandaban y amigos de familias virgitanas que las colocan y hacen pasar por sirvientas, niñeras, costureras familiares, cocineras, etc.

Todo esto acontece cinco días antes de que una horda ciega asaltara y saqueara el Santuario y quemase en medio de la placeta la venerada y amada imagen de la Virgen de Gádor. ¡Una puñalada en el corazón de Berja! Comienzo de una dura orfandad y comienza un triste exilio para las monjas del Santuario. Sor Sagrario, cronista de la comunidad, continúa escribiendo la vida de las hermanas a lo largo de los tres años que estuvieron fuera del convento; páginas preciosas donde queda manifiesto las convicciones de sus vidas consagradas al Señor y su celo eucarístico que les llevó a exponerse diariamente para asistir a la misa clandestina que en una carpintería celebraba Don Fulgencio Soriano, el cura convertido en carpintero. Narra hechos heroicos, situaciones de tensión y miedo. Habla de personas concretas de las que recibieron amistad y aliento y de otras a las que el miedo les impidió comprometerse como hubiesen querido en su fuero interno. Cuenta escenas graciosas en medio de aquel avispero y cómo Don Antonio Joya se acercó, como quien piropea a Sor Luisa por la calle del Paseo y le dice: “dale aire al cesto y muévelo con coqueteo que vas diciendo monjita soy, monjita soy”.



Causa de Nuestra Alegría

Dejamos todo aquello al pasado, al perdón, la gratitud y el escarmiento y volvemos a la misericordia de Dios, que nos concedió la paz y el regreso, y nos acercamos a las gentes de Berja que piden la vuelta de la Virgen y que las monjas vuelvan a su convento.

¡Qué más querían ellas! Y fue la propia Madre Trinidad la primera en pisar las ruinas de aquel espacio de paz que les había dado días de cielo y cuenta así el regreso: “Subieron tres religiosas con el cura Don Antonio Martín, con Don Julio Faura y sus hijas Ana y Lolita, que insistían en que aquello había quedado irrecuperable, que el pueblo no tenía posibilidades de llevar a cabo la restauración, que ya no estaba la Virgen y que lo más sensato era no regresar.

Verdaderamente aquello era una desolación; la Iglesia y el Camarín de la Virgen estaban completamente deshechos. Dice quien la acompañó, que nuestra Madre se puso de pie en el mismo sitio donde está el trono de la Virgen, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo y que de pronto dijo: “No nos vamos. La Virgen nos quiere aquí. Nos quedamos”.

Dicen los testigos que la cara de la Madre Trinidad se transformó. Ella cuenta que rezaba y que percibió que la Virgen le decía: “¡Ahora os vais, cuando aquí podéis dar culto a mi Hijo en el Santísimo Sacramento y desagraviarle de todo lo ocurrido!” Y esto fue lo que provocó la reacción de la Madre a favor de continuar allí”. Luego, en la soledad de la noche y en su oración escrita antes de acostarse, concluye “Sí, Madre mía, os lo prometo… Volverán tus hijas y yo con ellas a consolaros, desagraviaros y haceros compañía; Madre, eres consuelo de los que en ti esperan. ¡Sé tú nuestra Madre siempre!”

Y volvieron y con grandísimos trabajos y aún mayor entusiasmo y pisaron de nuevo aquella casa bendita el día 30 de septiembre de 1939 acompañadas de la propia Madre Trinidad: Sor Inés del Niño Jesús, que será la famosa Madre Inés, que desde el día 18 de marzo de 1994 descansa en el cementerio de Alcaudique. Sor Matilde del Sagrado Corazón que, pasados muchos años, formaría parte del grupo de hermanas que fundó en Lima, Perú, y murió en Madrid el día 15 de marzo de 1985. Sor Sagrario de la Inmaculada, cronista de la comunidad de Berja desde la fundación hasta 1940 y fallecida en la comunidad de Granada el 22 de enero de 1976. Sor Mª Jesús del Sagrario que en 1952 regresó al convento originario de Capuchinas de Alicante. Con lágrimas en los ojos y el corazón rebosante de gratitud bendijeron al Señor en la primera Eucaristía, que se celebró en la Ermita aquel mismo día y que la ofició el Párroco de Berja, Don Luis Molina y acompañaron la imposición de la clausura Don Fausto de La Chica y Don Sebastián Urbano. Terminaron los actos cantando un solemne Te Deum.

Colaboraron activamente en la vuelta de la Santísima Virgen a su casa del Santuario y es vibrante el entusiasmo en la correspondencia entre Madre Trinidad, el Magistral, Don Francisco González, y Doña Soledad González Vázquez, sobre la nueva imagen que rehacía en Granada el escultor Eduardo Espinosa.

Madre Trinidad, enamorada ya de la Virgen de Gádor después de los años pasados bajo su manto, vive con tanta emoción y tanto fervor el regreso de la Señora que cuenta cómo las dos noches que precedieron a su llegada a la Ermita no conseguía dormir y hasta en sueños o en la semi-inconsciencia del sueño oía cantar a la Virgen y se despertó sobre saltada creyendo que la Señora llegaba a su casa: “La noche del quince nos recogimos temprano, teníamos que madrugar, y acostadas ya sentimos cantar como por la antigua alameda (porque ya no existe) voces de niños cantando a la Santísima Virgen. Me levanté, y acercándome a la ventana oía las voces más cerca. Llamé a M. Goya para que oyera aquellos cantares, pero ella se volvió del otro lado, porque tenía mucho sueño, y yo me volví a mi cama. Volvíamos a oír cánticos de voces de hombres, y volví a levantarme y llamé a María, que en la misma forma me contestó: “Es de los parrales”. Le insistí preguntando, si parece suben la Santísima Virgen… Ella siguió durmiendo y yo preocupada me quedé pensando qué fiesta tendrían en aquellos campos tan tarde. Sin duda, yo me dormiría o no sé lo que me pasó. Yo vi que al oír aquella música todas salimos al camino y me pareció ver una procesión hermosísima con palmas en las manos cantándole divinamente… ¡Bendita sea!… Nos acercamos a verla, y entonces vimos el rostro de la Santísima Virgen muy dolorido y dándome el divino Hijo, nos decía: “Consoladlo vosotras y adoradlo”… Cuando volví en mí o desperté, no sabía dónde estaba y prometí a la Santísima Virgen consolarla con amor y penitencia y humildad para pedir viniese en seguida a su casa aunque se opusiera todo el infierno. Lo conté a Lolita y de ella se valió el Señor para su gloria. Amén”.

Son preciosas las crónicas que nos cuentan cómo las monjas prepararon el regreso de la Santísima Virgen a casa, con cuanto entusiasmo hicieron las flores que adornaron las andas, con cuánto esmero Sor Francisca pintó el estandarte. Cómo siguieron los acontecimientos de entrada, llegada a Berja por Benejí y el recibimiento que le hicieron sus hijos y, sobre todo, la subida al Santuario, su casa: … “A las 4 de la tarde del día primero de octubre de 1939, subió la nueva imagen de nuestra Patrona, la Santísima Virgen de Gádor, a su Santuario de Berja. La comunidad llena de regocijo por tener la clausura Papal, que tanto deseábamos, y la elección canónica después de tantos años fuera de nuestro amado convento, nos preparábamos con el mayor cariño. La Santísima Virgen llegó entre las ocho y nueve de la noche con un entusiasmo y fervor de todo el pueblo indescriptible. Y nosotras, qué amor y gratitud al verla subir por donde tantos crímenes y pecados cometieron. El infierno rugía por aquellos campos, desesperados y rabiosos, mientras que los ángeles del Cielo alternaban con los cánticos de los piadosos fieles, alabando a su Soberana Reina y Madre aquel himno de gloria…

Subía hermosísima en unas andas de preciosas flores que sus hijos le fabricaron supliendo así a las de plata que le robaron… La iglesia, la plaza y todo el camino hasta Santa Lucía llegaba el gentío que venía con cirios encendidos. Quisimos obsequiarla con todo el amor del alma en nuestra pobreza.

Y en este “nos quedamos” de Madre Trinidad es desde donde se reemprende la relación y donde podríamos decir que enlaza el tercer eslabón de esta cadena a la que hemos llamado Virgen de Gádor – Madre Trinidad- Esclavas de la Santísima Eucaristía. “Se organizó la procesión con varios sacerdotes, entre ellos D. Francisco González, que fue el que trajo la Virgen de Granada, las Autoridades con traje de gala, como igualmente la banda de música, solicitándose, a porfía, el traerla en hombros; pues aunque había bastante distancia, no todos tuvieron esa dicha, por ser muchos los que lo solicitaban. Como había que pasar por Berja para llevarla a la Ermita, apenas la divisaron, echaron las campanas a vuelo, cohetes en abundancia, y al pasar por la parroquia, la entraron, habiendo de nuevo vivas y aclamaciones a su Patrona, título para ellos el más querido para demostrarle su cariño.

Después de cantarle una Salve fervorosa, emprendieron la marcha a la Ermita, donde nosotras esperábamos con ansiedad, y, al verla venir, entre una arboleda que había antes de llegar al convento, resultaba una preciosidad, por ser al anochecer, con tantísimas velas como traían y Ella tan hermosa, toda de blanco. También hubo vivas y lágrimas, recordando aquellos días aciagos de recuerdos imborrables, pero… ya la teníamos con nosotras. Aunque la capilla estaba sin retablo, ni altar ninguno, la arreglamos cuanto pudimos (siendo bendecida como toda la casa) pero lo principal entonces era el camarín, donde había de ser colocada nuestra querida Virgencita, ese sí, estaba engalanado con cuanto de valor tenía, colocando a la Virgen en su sitio, para que todos desde abajo pudiesen verla, haciendo el Sr. Magistral un acto de desagravio, compuesto por él, muy emocionante.

Habló al pueblo con mucha unción haciendo ver la culpabilidad de aquellas personas, que, por falta de fe, habían cometido crímenes tan horrendos, y el más lamentable sacrilegio, reduciendo a cenizas a nuestra querida Patrona, aquella Virgen de Gádor para todos tan querida, y que era la honra de nuestro pueblo, dejando la Ermita en la desolación, que todos la vemos. Vivas entusiastas inacabables a su Patrona salieron de sus corazones y cuando terminaron, prosiguió exhortando a todos para que aquella demostración de cariño que a él tanta pena le quitaba, no fuese una cosa pasajera y se manifestase con las obras, contribuyendo con generosidad a que la Ermita vuelva a ser aquella en que el pueblo de Berja encuentra su refugio y consuelo en todas sus penas, siendo interrumpido con nuevas vivas y aclamaciones a su Virgen de Gádor.

Continuó: ¡Mirad qué hermosa! Dios nuestro Señor nos ha concedido tenerla de nuevo, contribuyendo en gran parte las mojas, con su cariño y trabajo a hacerle esas andas que tanto la enaltecen, y terminamos con el santo Rosario y salve cantada. La exhortación terminó, pero al pueblo no había medio de hacerle marchar, yéndose unos y viniendo otros. Mucho gozamos de todo esto, siendo felicitadas por los sacerdotes, autoridades y pueblo entero, por lo bien que resultaban las andas, en particular por el Sr. Magistral, el cual con palabras de emoción, dijo a nuestra Rvdma. Madre: “Madre Trinidad, han sido un éxito las andas, y la Virgen Santísima tanto a Vd. como a sus hijas, pagará los esfuerzos que veo hacen porque esto vuelva a su primitivo ser, lo que me hace marchar tranquilo, y no desmayemos ante las muchas dificultades que nos esperan para vencer”. Nos bendijo y marchó llorando.

¿Qué había movido a nuestra Rvdma. Madre a hacer el esfuerzo tan superior, que humanamente hablando se hizo, para conseguir lo que hicimos? ¡Cómo quisiera haber penetrado en aquella ocasión en lo íntimo de su alma, para poder decir en estas líneas la gracia que la Virgen Santísima le había hecho, pues una mañana en el fin del desayuno, nos dice: ¡Hijas mías! No sabéis lo que he gozado esta noche, pues he visto a la Virgen de Gádor… y me ha hablado diciéndome que no la abandonemos, que Ella velará por nosotras, y no nos faltará su protección. ¡Qué hermosa estaba! Le contesté con mucho cariño: Madre mía, ¿dejaros?, ¡eso nunca! Así que ya saben el compromiso tan hermoso que hemos contraído con Ella. Y a trabajar por su gloria y por la de su Divino Hijo con mucho amor, venciendo cuantos obstáculos se nos presenten… siendo uno de los principales el de que por causa de la guerra, no se encontraban las cosas necesarias para hacer cuanto quería, empezando por el retablo, pues su ilusión principal era el arreglo de la iglesia; habiendo venido el escultor para tomar medidas, dijo que todo cuanto tenía de madera se comprometía a hacerlo, pero la parte de oro no, por no haberlo en España, y quizá en bastante tiempo, dando enseguida solución.

Y si pudiésemos traerlo de Portugal, ¿lo aceptaría? Contestando: no tengo ningún inconveniente, aunque me gustaría primero ver una muestra, quedando en pedirlo enseguida y así se recibió, siendo del agrado del Sr. Espinosa. Pero una muestra fue fácil de mandar, más la cantidad que se necesitaba para dorarlo todo era mucha, y expuesto el traerlo. Tenía proyectado hacer una visita a las casas de Portugal, y, aunque no era urgente, la anticipó, con el fin de por sí misma hacer las gestiones para la compra del oro, la cual, aunque con alguna dificultad, lo consiguió, viniendo tan gozosa y agradecida a su dulcísimo Jesús y su Santísima Madre, que en tantas ocasiones veía su protección, empezándose a hacer enseguida, y mientras tanto se habilitó el camarín como capilla.

Ya la Virgen de Gádor es más que la Patrona de Berja y trasciende también la persona de Madre Trinidad. Ya las monjas de la Ermita por ósmosis, por convivencia, por imagen que les ocupa su campo visual, por horas y horas pasadas con Ella frente al sagrario han hecho de la Patrona de Berja “su madre”, la que ha acompañado en estampa o cuadro y sobre todo en el corazón la expansión de la Obra de Madre Trinidad. Desde aquel 1930 en que unas monjas granadinas se pusieron bajo el manto de la Virgen de Gádor, hasta hoy la han besado en su camarín, españolas, portuguesas, mexicanas, peruanas, venezolanas, argentinas, angolanas, caboverdianas, congoleñas, timorenses y tú puedes preguntar por Berja y por su Virgen en cada casa de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, que cada hermana saber decirte quién es la Virgen de Gádor para su Congregación. Ya decíamos al principio que la Providencia de Dios es, cuando menos, desconcertante. Aquellas monjas, que llegaron a Berja para cuidar de la Virgen y adorar a su Hijo en la Eucaristía, siguen adorando al Señor manifiesto y custodiando a la Virgen de Gádor pero, cosas de la Providencia, bajo su manto y mirada también educando y formando a los hijos, nietos y ya bisnietos de aquellos que las recibieron e hicieron corridas de toros en honor a su llegada. De un primer internado en la postguerra y una primera escuela unitaria hoy se han extendido por otros países del mundo para dar seguimiento al celo apostólico de Madre Trinidad: “Ahora, después de 15 años de trabajos y grandes luchas, el Señor nos mostró que sacrificásemos los entusiasmos de aquella vida soñada con tanta ilusión, para inmolarnos como verdaderas víctimas en salvarle muchas almas llevando el fuego de la fe y amor de Dios a las almas de los niños… acercándolas a Dios por la adoración y la penitencia de buscar en los niños pobres abandonados”.



Madre de todos los pueblos

Cuántas fotografías no hay por Barcelona y sus alrededores de Sor María de Gracia Sevilla. Cincuenta y dos años al servicio de la Virgen. Portera fiel que, a las cinco y media de la mañana, ya abría la puerta de la iglesia porque “vienen a visitar a la Virgen antes de irse a trabajar y sería una pena que no la pudiesen ver”. Sor Inés del Niño Jesús, todo el mundo sabía que era la cocinera y pocos que era la abadesa, discreta mujer que pasaba de la cocina al armonio sin ninguna etiqueta. La conocían algunas personas más principales pero sus cotidianos visitantes eran los pastores, el regador, las mujeres del Cerrillo, los parraleros de alrededor, los cortijeros, la pareja de la guardia civil que hacía la ronda semanal y los niños de la escuela. En el funeral, la describió muy bien Don José Sánchez González, el cura de la Ermita: “dos manos abiertas”. Al otro lado del Atlántico, en Venezuela, hecha ya parte de su tierra, Berja tiene a la primera paisana que siguió a Madre Trinidad y se llamó Sor Gádor Martín y fue primera Esclava de la Eucaristía en América. Fundadora de la Congregación en México, Perú y Venezuela. En la cabecera de su cama, la Virgen de Gádor y los días ocho de septiembre por himno de Laudes el de la Virgen de Gádor y para festejarlo una copita de María Brizard. Han pasado por Berja muchísimas hermanas que no vamos a nombrar por miedo a olvidar alguna, pero sí nos resulta fácil copiar el listado de abadesas o superioras que con Comunidades orantes, entregadas y vitales han ido dando el progresivo impulso cuyo resultado vemos hoy: Sor Trinidad Carreras Hitos, Sor Paz Morales Rodríguez, Sor Consuelo Martín Hitos, Sor Inés Carreras Rodríguez, Sor Mª del Pilar Axpe Magaña, Sor Mª del Pilar Burgos González, Sor Mª Varias religiosas en la ermita de Berja. Entre ellas Sor Mª de Gracia, Madre Inés y Madre Carmen. Varias religiosas de la comunidad del Santuario de Ntra. Sra. de Gádor junto a la Virgen, tras la subida de marzo de 2015. Gentileza de Antonio Campos Reyes. 30 María, Regina N aturae de la Paz Tavares Pérez, Sor Carolina Burgos Anguita, Sor Inés Santos Sabucedo, Sor Mª del Valle Vidal Casas. Nosotras decimos que haber estado destinada en Berja ha sido un privilegio por haber convivido con sus gentes y sobre todo una gracia mayor haber vivido con alguna de las primeras hermanas que fundaron la Congregación. Haber sentido de cerca la fe y la devoción a la Virgen de tantas personas, hombres y mujeres que han venido y vienen a visitarla, a cumplir sus mandas, a llorar sus penas, a darle gracias por sus alegrías, a traerle el ramo de novia, a poner bajo su manto al nuevo hijo que viene a enriquecer su hogar; que nos llaman para que recemos o encendamos una vela por su esposo que ha tenido un accidente o por el hijo necesitado de ayuda. Esto, a la larga, te va configurando y, casi sin darte cuenta, te va haciendo más hija de Ella y más hermana de ellos. Algo de esto lo puedes experimentar en un hecho muy sencillo pero muy real; si está cerca de una monja de la Ermita cuando se llevan la Virgen al Pueblo, fíjate cómo le brillan los ojos; mira cómo traga saliva, y es que se emociona aunque quiera disimular. Si puedes sube temprano a la Ermita, antes que pegue el sol, entra en el Santuario sin hacer ruido, siéntate en los últimos bancos y disfruta del regalo: el Señor expuesto en el sagrario, las monjas acompañando al Señor y la Virgen de Gádor arriba como Madre y Señora que hace presente al Pueblo de Berja en esa adoración. Después salte a la placeta y te sientas mirando a la ermita, contempla la Sierra a su espalda y escucha la música de la acequia cantarina y el gorjeo de los pájaros en los árboles y el campanario. Y como tendrás que irte, muy a tu pesar, toma carretera abajo agradeciendo al Señor el don de la vida y el regalo de su Madre Santísima.



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