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Una vez que el Arzobispo de Granada tomó la decisión de que la fundación se haría en Chauchina, mandó a la madre Trinidad elevar las preces a Roma: «Terminados los santos ejercicios el 8 de septiembre del año 1922, se presentó el señor Arzobispo al locutorio, llamó a la madre Abadesa que le entregó las segundas Constituciones (adiciones) y después de darle cuenta de conciencia, dijo: “Haga usted las preces para la fundación en Chauchina y no lleve usted viejas, sino jóvenes, de mejor espíritu”.» La madre Trinidad, como abadesa de las capuchinas de Jesús y María de Granada, San Antón, pidió a Roma que seis u ocho religiosas pudiesen trasladarse a una casa que le ofrecían en Chauchina para formar una comunidad de capuchinas. La Sagrada Congregación de Religiosos por rescripto del 2 de diciembre de 1923 concedió que se pudiesen trasladar las religiosas pedidas por un periodo de tres años, y pasado este tiempo pudiesen volver o quedarse definitivamente en el nuevo convento.

El Arzobispo de Granada ejecutó este rescripto con fecha 27 de dicho mes y año. Poco antes de enviar las preces a Roma la madre Trinidad rogó a don José Alonso, coadjutor de Santa Escolástica, que era un entusiasta de las obras eucarísticas, le comprase 15 marjales de terreno junto a la ermita de Nuestra Señora de los Dolores, vulgarmente llamada del Espino o Pincho, para empezar la edificación del nuevo convento. Una vez enviadas las preces a Roma empezaron los preparativos para la edificación del convento en Chauchina. Don Juan Cuenca corrió con las gestiones; los esposos don Antonio Martínez Victoria y doña Juana Vargas fueron los mecenas. Después de esto preparativos y ya recibido el permiso de fundación, el Arzobispo bendijo la primera piedra el 24 de abril de 1924, fiesta de san Fidel de Sigmaringa, y «el 3 de mayo de ese año empezaron las obras bajo la dirección de don José López Muñoz con arreglo a los planos del ingeniero y fundador señor don Antonio Martínez Victoria».

Según iban avanzando las obras pensaron que el número de monjas para formar el nuevo convento eran insuficiente y por ello la madre Trinidad pidió cuatro monjas más. Roma concedió esta ampliación por rescripto del 2 de diciembre de 1924 y el Arzobispo lo ejecuto el 27 de dicho mes y año. Por el mes de marzo de 1925 estaba ya terminada la construcción de la iglesia y una parte del convento, suficiente para establecer una pequeña comunidad de unas dieciocho monjas con sus celdas, dormitorio, coro, refectorio, cocina, torno, locutorio y confesonario. Las monjas pedían el traslado a Chauchina y la inauguración del convento para las fiestas de san José, pero el Arzobispo les dijo que para octubre. Así quedaron las cosas, cuando el Viernes Santo, que ese año cayó el 10 de abril, se presentó inesperadamente a las cinco de la tarde en San Antón el señor Arzobispo, quien acababa de ser nombrado Cardenal el 30 de marzo de ese año, acompañado de su Provisor, entró en la clausura y leyó a la comunidad los rescriptos de Roma y el oficio firmado por las doce monjas escogidas de entre las que se habían ofrecido voluntariamente para la nueva fundación.

Seguidamente dirigiéndose el Arzobispo a las monjas «las exhortó a la caridad y unión que debía reinar entre las dos comunidades, dándoles a las que salían sus ropas y todo lo necesario como buenas hermanas; recibió la renuncia de la Abadesa, diciéndole, entregase las llaves y cuentas a la Vicaría, que desde aquel momento quedaba de Presidenta, y las aconsejó mucho se ayudaran mutuamente, viendo en la nueva fundación una gracia singularísima del Señor que manifestaba cuánto le agradaba aquella comunidad cuando de ella sacaba una fundación con tan altos fines, en unos tiempos tan indiferentes y relajados, y dispuso que al día siguiente a las tres de la tarde, Sábado de Gloria 11 de abril de 1925, fuese el señor Provisor y don Ricardo Pérez (con otras dos señoras, tías de don José López Muñoz) con un auto, a acompañar a las religiosas a Chauchina, procurando avisar al señor Cura de Chauchina para que lo prepararan todo para el Sábado Santo a las cinco de la tarde, encargándole al señor Provisor preparara comida y cuanto necesitaran en las despensas para que quince días comiesen por su cuenta, y bendiciéndolas a todas y lleno de bondad se despidió hasta el siguiente día.»

El día 11 por la mañana dejaron las monjas todo preparado para la partida. «Amaneció dice la madre Trinidad– el Sábado Santo, 11 de abril, preparando las camas y ropas, entre lágrimas y penas se despedían unas con cariños y otras con amenazas, ¡un día de grande angustia! El Señor alentaba el corazón para el gran sacrificio, había que separarse de unas hermanas que nos recibieron y educaron, otras que recibimos y ayudamos, una iglesia hermosísima de continuos y hermosos cultos, un convento lleno de todo, acomodado y edificante, besábamos sus muros y parece se abrían para escondernos de nuevo, la continua reflexión que nos hacían: “Se van a un pueblo donde no las quieren, a una casita que no caben, sin acabar, a morirse de hambre y de aburrición…” Cuando tantas calamidades nos anunciaban parecía veíamos a la Santísima Virgen de los Dolores, nuestra dulcísima y adorada madre, que abriendo su manto nos acogía a todas diciéndonos: “No temáis, yo seré vuestra madre y amparo”. ¡Qué valor y ánimos nos daba esta fe en nuestras almas, dispuestas a mil martirios, por seguir la fuerte inspiración de la gracia!»

A la hora señalada llegaron a San Antón el señor Provisor, don Juan Villar, don Ricardo Pérez Recha y don Antonio Martínez Victoria para realizar el traslado. También acudieron doña Ángeles y doña Josefa Muñoz, tías del capellán de San Bernardo, que habían sido designadas para acompañar a las monjas.

Poco después de la llegada a Chauchina llegó el señor Cardenal y les puso la clausura. El documento oficial de este acontecimiento fue inserto en los libros de nombramiento de abadesas de ambos conventos y fue firmado por el señor Arzobispo Cardenal en ambos libros.

«El día once del mes de abril del año de mil novecientos veinticinco en virtud de dos Rescriptos de la Santa Sede expedidos por la Sagrada Congregación de Religiosos, con el fin de hacer una nueva fundación religiosa en el pueblo de Chauchina de esta Archidiócesis de Granada, fueron trasladadas de este convento las religiosas que a continuación se expresan: Rvda. Madre Sor Trinidad del Corazón de María; Sor Patrocinio de San José; Sor Concepción de la Santa Cruz; Sor María del Sagrado Corazón; Sor María Luisa de la Ascensión; Sor Jacoba de San José; Sor Esperanza del Santísimo Sacramento; Sor María Paz del Santísimo Rosario; Sor Inés del Niño Jesús; Sor Ana María; Sor Sacramento; Sor Adoración de la Preciosa Sangre.- Y para que conste la firma su Emcia. Rvma. en Granada a once de abril de mil novecientos veinticinco, de que yo el Secretario certifico. – + Vicente Cardenal Casanova Marzol, Arzobispo de Granada.- D. Pedro Casanova, Secretario.»

La madre Trinidad organizó inmediatamente la vida comunitaria en el nuevo convento y empezó a recibir a las jóvenes que estaba esperando la fundación para ingresar en la vida religiosa. Así en la primera semana entraron ya cuatro postulantes, por lo que se imponía que cuanto antes se regulase la vida comunitaria con madre abadesa al frente de ellas. Con esta finalidad el cardenal Casanova dispuso que las monjas procedieran a la elección de madre abadesa el 23 de mayo.

Siguiendo el plan trazado, e impulsado y controlado por el cardenal Casanova y Marzol, el 8 de diciembre de 1925 las monjas cambiaron el hábito gris que vestían, por el pardo o castaño con cordón blanco usado por los padres capuchinos.

La adoración perpetua era básica para la fundación y la madre Trinidad elevó las preces a Roma. La Sagrada Congregación de Religiosos respondió concediendo la adoración por rescripto del 10 de mayo de 1926 y el señor Cardenal lo ejecutó el 22 de dicho mes y año.

Y las Constituciones fueron aprobadas por rescripto de 12 de julio de 1927 por la Sagrada Congregación de Religiosos, como experimento por siete años. y ampliado el plazo por cuatro años más, esto es, hasta el 12 de julio de 1936, por rescripto del 6 de marzo de 1934.

Continuará…

Causa Madre Trinidad Carreras

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