A una Italia devastada por la II Guerra Mundial, sobre las ruinas del fascismo y de la monarquía sabaudia, católicos, liberales, socialistas y comunistas, pactan una constitución cuyo artículo primero proclama que «Italia es una república democrática fundada en el trabajo». Llegaron a Roma, nuestras religiosas a mediados de enero de 1948, con idea de fundar en la misma ciudad, o bien en las afueras. Es el tiempo S.S. Papa Pío XII en el pontificado, con el que tuvieron una audiencia privada meses atrás.
“…Con los deseos y ansias de preguntar al Santo Padre, cuál sería más agradable al Señor: seguir la vida eucarística de contemplación, con la enseñanza de las niñas pobres, sin perder el espíritu interior, o dejarlas de lleno en esa multiplicidad de obras, que gastan todo el día fuera de casa para atender a las exigencias de imposiciones de asilos o patronatos, dispensándolas de todos los actos de comunidad,de oración, adoración, etc… Toda preocupada pensaba, ¿cómo expresaría mis necesidades y deseos al Santo Padre? Lo encomendé a nuestra madre santísima, hablase ella por mí. ¡Oh Corazón Inmaculado y purísimo de nuestra madre María Santísima, ella manifestó mis de-seos al Santo Padre, y como si estuviese preparado por ella… sin que nosotras hablásemos, nos contestó al decirle a lo que nos dedicábamos: “Mucha vida interior, mucha vida interior, mucha vida interior (dijo tres veces con los brazos en cruz y sus ojos elevados al Cielo) y mucho amor a la Iglesia”. Nos bendijo paternalmente encargándonos una bendición especialísima a todas nuestras religiosas de nuestra Congregación, a sus familias y bienhechores, etc. Besamos su pie y salí llena de gozo. Como si bajara del cielo salí de la audiencia privada del Papa, y me duró la impresión dulcísima que la Santísima Virgen nos daba por el Vicario de Jesucristo en la tierra las normas a seguir, nuestra vida eucarística de contemplación para hacer fecunda la misión altísima de acercarle las almas inocentes de las niñas pobres abandonadas a Dios con abundantes frutos.” (M.T. Esc. Cuad. 10).
Días más tarde, escribiría una carta: “Hija mía al fin fuimos recibidas en audiencia particular por S.S. Papa Pío XII!, que parece un Sto. Quedamos tan impresionadas que nunca se podrá describir lo que siente el corazón a los sagrados pies del Vicario de Cristo en la tierra, el deseo de comunicarle mi alma era muy grande pues nos hablaba en español (preguntándonos si era alguna portuguesa…) nos habló con tan paternal cariño y con una vista clara como si nos leyera el alma… Parece contestaba a todas mis dudas, y daba la paz a mi alma concediéndonos la fundación aquí en Formia y dando una bendición especialísima a todas y cada una de las que el señor trajo a Ntro. amado Instituto.” (M.T. Cta. desde Roma 2-V-47).
Formia, ciudad de la provincia de Latina, en el Lacio, Italia, situada en la parte interior del golfo de Gaeta. Está formada por dos núcleos de población (Castellone y Mola di Gaeta). Es una pequeña localidad con vistas al mar, que ha conservado su historia y su esencia marinera, a lo largo de los siglos.
Dos meses estuvieron hospedadas en Via Leopaldi 17, en casa de unas religiosas francesas. Combinaron con Dña. Ivoni Leví Malvan que les ofreció su casa de Formia para dicha fundación. Esta Señora era viuda y sin hijos. Vivía en la misma casa con las religiosas. Tenía un corazón lleno de bondad, y ayudó en la manutención y en pagar algunas deudas. Se instalaron cinco religiosas y dos niñas. Se dedicaron a trabajar de bordado, arreglos florales, etc. Tenían algunas gratificaciones, alrededor de 300 liras más o menos por niña. También se dedicaban en aquella villa a la preparación de los niños para la Primera Comunión. Tenían que recorrer grandes distancias para este apostolado, por lo que las obligaba a estar fuera de casa, la mayor parte del tiempo, impidiendo de este modo seguir la vida de observancia, pero a pesar del agobio, tenían 8 horas de adoración al Santísimo. El 20 de enero de 1951 se cierra la casa de Formia.