Domingo, 10 de noviembre del año 1935:
Italia ha ocupado Damaié en la región del Danakil, Etiopía. La Liga de Naciones había establecido sanciones económicas recientes contra los italianos. No era una época muy propicia para visitar el país.
En aquel momento, ocupaba la Sede de San Pedro, S.S. Pío XI, que desaprobaba la iniciativa bélica italiana.
Madre Trinidad llega este día a Roma con el fin de solicitar la aprobación de las Constituciones. En ellas se mantenían los puntos iniciales: una orden de monjas contemplativas, dedicadas fundamentalmente a la adoración y gobernadas por una superiora general, con noviciado común, y escuelas anexas.
Pero la estructura propia de gobierno de los monasterios contemplativos y su dinámica siempre ha sido diferente. La autonomía y la dependencia del ordinario del lugar, era la forma más conocida y aceptada. No existían federaciones entre monasterios como las hay hoy. Le comunican que su Obra con este molde no es viable. Hay que transformarlas para que rijan a una congregación de vida apostólica, así el modelo de la Madre, encajaba a la perfección “vino nuevo, en odres nuevos”. Para que todo el mundo lo entienda, un Instituto de Vida Apostólica, hablando en claro, es lo que comúnmente llamamos religiosas o congregación de vida activa.
La Madre en este viaje, no es ajena a la lucha interna que le supone el cambio. Ella nunca ha querido dejar de ser una monja de clausura y de hecho, cada vez que funda una casa la llama “monasterio”. Ella es Capuchina de profesión, y dentro se debate entre dos posturas antagónicas: debo aferrarme a mis pensamientos o ceder a la voluntad de Dios abriéndome a ella.
De regreso a Portugal y luego de unas gracias recibidas de Dios y de sus santos fundadores, su actitud no deja lugar a la duda. Ya en Braga, comienza a trabajar en la remodelación de las Constituciones según las orientaciones recibidas. Al mismo tiempo, sintió la necesidad de fundar más casas, no solo porque aumentaban las vocaciones, sino porque también era una exigencia de Roma para aprobar el Instituto. Las fundaciones se fueron sucediendo en Europa y hasta en América. Aquí lo dejamos por hoy… pero esta historia, continúa.
