Hoy nos alegramos con toda la Congregación por el nacimiento de la Virgen María a quien tantas veces Madre Trinidad nos consagró y de manera especial recordamos sus escritos contándonos su experiencia después de la guerra en el camarín de la Virgen de Gádor que también hoy está de fiesta. Felicidades a Berja y a las hermanas que allí viven el carisma.
«¡Oh Jesús dulcísimo de mi alma, bendito seas, que no faltáis a vuestras divinas promesas,cuando fieles a tu amor buscamos vuestra gloria y el Reino de los cielos.
¡Bendita seas Madre de Gádor que acogisteis de nuevo a tus hijas las Capuchinas Eucarísticas que tus dolores santísimos nos cobijaron en Chauchina 6 años!
Al fin nuestra Madre dulcísima parece quiere hallarnos en su compañía para desagraviarle y expiar los crímenes y sacrilegios cometidos en su santuario. Ella se dignó hacerlo sentir a este corazoncillo miserable la primera vez que entré en su santuario destruido y su camarín desierto… ¡Qué dolor y qué consuelo sintió mi alma en aquellos momentos que parecía haberse trasladado el cielo a aquel rinconcito de gloria!…
¡Nunca vi aquel camarín tan celestial y divino!… Nuestra Madre Santísima de Gádor, que siempre graciosa y alegre atraía con su precioso Niñito en sus brazos, aquel día que radiante de gloria se hizo ver en su camarín, nos pedía no la dejásemos sola y consolásemos a su Hijo santísimo de los pecados y crímenes allí cometidos… Se lo prometí con toda mi alma cuando parecía decirme: “¿Qué va a ser de mis hijos virgitanos si ahora les falta el brazo de vuestra oración y penitencia?…» M. Trinidad (1939).